Escribir nuestros pensamientos, ideas y reflexiones resulta un placer, que otros los conozcan es una bendición.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Del Diario de Maria, la víspera de comprar su billete de avión de vuelta a Brasil:

Érase una vez un pájaro adornado, con un par de alas perfectas y plumas relucientes, coloridas y maravillosas. En fin, un animal hecho para volar libre e independiente, para alegrar a quien lo observase. Un día, una mujer lo vio y se enamoró de él. Se quedó mirando su vuelo con la boca abierta de admiración, con el corazón latiéndole más deprisa, con los ojos brillantes de emoción. Lo invitó a volar con ella, y los dos viajaron por el cielo en completa armonía. Ella admiraba, veneraba, adoraba al pájaro.
Pero entonces pensó: ” ¡Tal vez quiera conocer algunas montañas distantes!” Y la mujer tuvo miedo. Miedo de no volver a sentir nunca más aquello con otro pájaro. Y sintió envidia, envidia de la capacidad de volar del pájaro.
Y se sintió sola.
Y pensó: “Voy a poner una trampa. La próxima vez q el pájaro venga, no volverá a marcharse.”
El pájaro, que también estaba enamorado, volvió al dia siguiente, cayó en la trampa y fue encerrado en la jaula.
Todos los dias ella miraba al pájaro. Allí estaba el objeto de su pasión, y se lo enseñaba a sus amigas, que comentaban: “Eres una persona que lo tiene todo”
Sin embargo empezó a producirse una extraña transformación: como tenía al pájaro, y ya no tenía que conquistarlo, fue perdiendo el interés. El pájaro sin poder volar ni expresar el sentido de su vida, se fue consumiendo, perdiendo el brillo, se puso feo, y ella ya no le prestaba atención, excepto para alimentarlo y limpiar la jaula.
Un buen día, el pájaro murió. Ella se puso muy triste, y no dejaba de pensar en él. Pero no recordaba la jaula, recordaba sólo el día que lo había visto por primera vez, volando contento entre las nubes.
Si profundizase en sí misma, descubriría que aquello que la emocionaba tanto de pájaro era su libertad, la energía de las alas en movimiento, no su cuerpo físico.
Sin el pájaro, su vida también perdió sentido, y la muerte vino a llamar a su puerta. “¿Por qué has venido?”, le preguntó a la muerte.
“Para que puedas volar de nuevo con él por el cielo -respondió la muerte-. Si lo hubieses dejado partir y volver siempre, lo admirarías y lo amarías todavía más; sin embargo, ahora necesitas de mí para poder encontrarlo de nuevo.”

Fragmento del Diario de Maria escrito la noche en que recibió el vagón de tren:

     "El deseo profundo, el deseo más real es aquel de acercarse a alguien.A partir de ahí, comienzan las reacciones, el hombre y la mujer entran en juego, pero lo que sucede antes, la atracción que los unió, es imposible de explicar. Es el deseo intacto, en estado puro. 


      Cuando el deseo todavía está en ese estado puro, hombre y mujer se apasionan por la vida, viven cada momento con veneración y, conscientemente, esperan siempre el momento adecuado para celebrar la siguiente bendición. 


      Así, las personas no tienen prisa, no precipitan los acontecimientos con acciones incosncientes. Saben que lo inevitable se manifestará, que lo verdadero siempre encuentra una manera de mostrarse. Cuando llega el momento, no dudan, no pierden una oportunidad, no dejan pasar ningún momento mágico porque respetan la importancia de cada segundo"


Paulo Coelho. Once Minutos 






Del Diario de Maria, dos días después de que todo volvió a la normalidad:

     La pasión hace que uno deje de comer, de dormir, de trabajar, de estar en paz. Mucha gente se asusta porque, cuando aparece, derrumba todas las cosas viejas que encuentra.
   Nadie quiere desorganizar su mundo. Por eso, mucha gente consigue contratar esta "amenaza" y es capaz de mantener en pie una casa o una estructura que ya está podrida. Son los ingenieros de las cosas, hechos, casos y vivencias superadas.
   Otra gente piensa exactamente lo contrario; se entrega sin pensar, esperando encontrar en la pasión, las soluciones para todos sus problemas. Descarga sobre la otra persona toda la responsabilidad por su felicidad y toda la culpa por su posible infelicidad. Está siempre eufórica porque algo maravilloso sucedió, o deprimida porque algo inesperado acabo destruyéndolo todo.
     Aparte de la pasión, o entregarse a ella ¿cuál de las dos actitudes es la menos destructiva?
      No lo sé...
Paulo Coelho. Once Minutos


Fragmento del Diario de Maria, escrito aquel mismo día:

    Hoy, mientras andábamos alrededor del lago, por este extraño Camino de Santiago, el hombre que estaba conmigo, un pintor, una vida diferente de la mía, tiró una piedrecilla al agua. El lugar en el que cayó la piedra aparecieron pequeños círculos que se fueron ampliando, hasta alcanzar a un pato que pasaba casualmente por allí y que nada tenía que ver con la piedra. En vez de asustarse con la onda inesperada, decidió jugar con ella.
  
       Algunas horas antes de esta escena, yo entré en un café, oí una voz y fue como si Dios hubiese tirado una piedrecilla en aquel lugar. Las ondas de energía me tocaron a mí y a un hombre que estaba en una esquina, pintando un cuadro. Él sintió la vibración de la piedra, yo también. ¿Y ahora?
        El pintor sabe cuando encuentra a una modelo. El músico sabe cuando su instrumento está afinado. Aquí, en mi diario, soy consciente de que ciertas frases no son escritas por mí, sino por una mujer llena de “luz” que soy y rechazo aceptar.
         Puedo seguir así. Pero también puedo, como el patito del lago, divertirme y alegrarme con la ola que llegó de repente y alteró el agua.
         Existe un nombre para esa piedra: pasión. Describe la belleza de un encuentro fulminante entre dos personas, pero no se limita a eso; está en la excitación de lo inesperado, en el deseo de hacer algo con fervor, en la certeza de que se va a conseguir realizar un sueño. La pasión nos da señales que nos guían la vida, y me toca a mí descifrar esas señales.
          Me gustaría creer que estoy enamorada. De alguien a quien no conozco, y que no entraba en mis planes. Todos estos meses de autocontrol, de rechazar el amor, han dado como resultado exactamente lo opuesto: dejarme llevar por la primera persona que me prestó una atención diferente.

          Menos mal que no tengo su teléfono, que no sé dónde vive, que puedo perderlo sin culparme a mí misma de haber perdido una oportunidad.

        Y si fuera ése el caso, aunque ya lo haya perdido, yo he obtenido un día feliz en mi vida. Considerando el mundo tal como es, un día feliz es casi un milagro.
Once Minutos Paulo Coelho.


Del Diario de Maria, un día que tenía el período y no podía trabajar.

     Si tuviese que contarle hoy mi vida a alguien, podría hacerlo de tal manera que me verían como a una mujer independiente, valiente y feliz. Nada de eso: Me está prohibido mencionar la única palabra que es mucho más importante que los once minutos: amor.


     Durante toda mi vida he entendido el amor como una especie de esclavitud consentida. Es mentira: La libertad sólo existe cuando él está presente. Aquel que se entrega totalmente, que se siente libre, ama al máximo.


     Y el que ama al máximo se siente libre.


     Por eso, a pesar de todo lo que pueda vivir, hacer, descubrir, nada tiene sentido. Espero que este tiempo pase de prisa, para poder volver a la búsqueda de mí misma, bajo la forma de un hombre que me entienda, que no me haga sufrir.


     ¿Pero qué tonterías estoy diciendo? En el amor, nadie puede machacar a nadie; cada uno de nosotros es responsable de lo que siente, y no podemos culpar al otro por eso.



     Me sentí herida cuando perdí a los hombres de los que me enamoré. Hoy, estoy convencida de que nadie pierde a nadie, porque nadie posee a nadie.



     Ésa es la verdadera experiencia de la libertad: Tener lo más importante del mundo sin poseerlo.

Once Minutos Paulo Coelho. 


Del Diario de Maria, una noche en la que no tenia valor ni para salir; ni para vivir, ni para seguir esperando esa llamada que no llegaba:

          Hoy pase por delante de un parque de atracciones. Como no puedo gastar dinero a lo loco, pensé que era mejor observar a la gente. Estuve mucho rato ante  la montaña rusa: veia que la mayoria de las personas entraban alli en busca de emocion, pero cuando esta se ponia en marcha, se morían de miedo y pedian que parasen los vagones.

         ¿Qué es lo que quieren? si escogieron la aventura, ¿No deberian estar preparadas para ir hasta el final? ¿ O creen que seria mas inteligente no pasar por estos sube y baja, y montarse todo el tiempo en un tiovivo, girando en el mismo sitio?

          Por el momento estoy demasiado sola como para pensar en el amor, pero necesito convencerme de que va a pasar, conseguiré un empleo, y estoy aqui porque he escogido este destino. La montaña rusa es mi vida, la vida es un juego fuerte y alucinante, la vida es lanzarse en paracaidas, es arriesgarse, caer y volver a levantarse, es alpinismo, es querer subir a lo alto de uno mismo, y sentirse insatisfecho y angustiado cuando no se consigue.

           No es facil estar lejos de mi familia, de la lengua en la que puedo expresar todas mis emociones y sentimientos,  pero a partir de hoy, cuando me deprima, recordare aquel parque de atracciones. Si me hubiese dormido y hubiese despertado de repente en una montaña rusa, ¿que sentiría?

            Bien, la primera sensacion es de estar prisionera, de sentir pavor en las curvas, de querer vomitar y salir de alli. sin embargo, si confio en que los railes son mi destino, en que Dios guia la maquina, esta pesadilla se transforma en excitación. Pasa a ser exactamente lo que es, una montaña rusa, un juego seguro y fiable, que va a llegar hasta el final, pero mientras dura el viaje, tengo que ver el paisaje alrededor, gritar de excitación.

Once Minutos. Paulo Coelho 


Del Diario de Maria, el día en que conoció al suizo

       "Todo me dice que estoy a punto de tomar una decisión equivocada, pero los errores son una manera de reaccionar. Qué es lo que el mundo quiere de mi? Que no corra riesgos? Que vuelva al  lugar del que vengo, sin valor para decirle "si " a la vida?

       Ya reaccioné equivocadamente cuando tenía once años y un niño me pidió un lápiz prestado; desde entonces, entendí que no hay una segunda oportunidad, que es mejor aceptar los regalos que el mundo nos ofrece. Claro que es arriesgado, pero ¿ será el riesgo mayor que un accidente del autobús que tardó cuarenta y ocho horas en traerme hasta aquí? Si tengo que ser fiel a alguien o a algo en primer lugar tengo que ser fiel a mí misma. Si busco el amor verdadero, antes tengo que cansarme  de los amores mediocres que encuentre. La poca experiencia de vida que tengo me ha enseñado que nadie es dueño de nada,todo es una ilusión, y eso incluye todos los bienes materiales como los bienes espirituales. Aquel que ya perdió algo que daba por hecho (algo que ya me ocurrió varias veces) al final aprende que nada le pertenece.


         Y si nada me pertenece, tampoco tengo que perder mi tiempo cuidando cosas que no son mías; mejor vivir como si hoy fuese el primer (o el último) día de mi vida".


Once Minutos. Paulo Coelho